Es común advertir la manipulación de los precios de transferencia por parte de las multinacionales entre sus afiliadas. En lugar de cumplir con el principio de plena competencia y reflejar los precios de mercado que habría entre dos participantes que no están relacionados, algunos de ellos prefieren eludir esta regla y estos precios son dispuestos a conveniencia de los intereses de la empresa.
Un ejemplo es lo ocurrido en el año 2012 con Starbucks, en cuyo caso se reveló que tuvo ventas por un valor de 1.200 millones de libras esterlinas en el Reino Unido en los tres años anteriores, la misma no pagó impuestos al ingreso corporativa, debido a que reportó cero ganancias. Esto se logró mediante distintas prácticas como la transferencia por precios, registrando patentes con una subsidiaria en una jurisdicción de bajos impuestos fuera del Reino Unido y luego realizándole pagos por royalties; y pagando intereses por préstamos.
Actualmente, la mayoría de países cuenta con tratados bilaterales de impuestos (aproximadamente más de 3000 tratados), con lo cual el escenario impositivo va teniendo cambios constantes y permite a las multinacionales utilizar distintas técnicas de transferencia desde jurisdicciones de altos impuestos hacia aquellas de bajos impuestos.
Asimismo, muchos pagos entre empresas relacionadas se hacen para bienes o servicios muy específicos, lo cual significa que no hay servicios o bienes comparables por fuera de la empresa y esta puede definir las tasas que deben pagarse de tal forma que la mayor parte de los beneficios de la actividad real fluye hacia un posible paraíso fiscal. Esta es la realidad actual de la manipulación de precios de transferencia.
Fuente: Rebelión 07/02/22