La adopción del Impuesto Mínimo Global (IMG) representa un hito en la fiscalidad internacional, con el objetivo de garantizar que las multinacionales tributen al menos un 15% de sus ganancias en cada jurisdicción donde operen. Este acuerdo, respaldado por más de 130 países de la OCDE y el G20, busca combatir la evasión fiscal y las prácticas de optimización agresiva.
Impacto del Impuesto Mínimo Global en el modelo fiscal uruguayo
Uruguay ha sido reconocido por su modelo fiscal competitivo, caracterizado por incentivos como las zonas francas y el régimen de la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (Comap). Estos mecanismos han sido fundamentales para atraer inversión extranjera y promover sectores estratégicos. Sin embargo, la implementación del Impuesto Mínimo Global podría afectar la eficacia de estos incentivos, ya que las multinacionales estarían obligadas a complementar su tributación hasta alcanzar el 15% global, reduciendo así la ventaja competitiva que ofrecía el país.
Desafíos para Uruguay ante el nuevo escenario fiscal
- Revisión de Incentivos Fiscales: Uruguay deberá evaluar y posiblemente reformular sus regímenes fiscales preferenciales para alinearse con las nuevas normativas internacionales, asegurando que continúen siendo atractivos para la inversión sin contravenir el IMG.
- Competitividad Regional: La pérdida de eficacia de los incentivos fiscales podría llevar a que las multinacionales consideren otras jurisdicciones con políticas más favorables, afectando la posición de Uruguay en la región.
- Transparencia y Reputación Internacional: Adaptarse al IMG ofrece a Uruguay la oportunidad de fortalecer su imagen en términos de transparencia fiscal, lo que podría atraer inversiones comprometidas con la responsabilidad social y la sostenibilidad.
Oportunidades para Uruguay en el nuevo contexto fiscal
- Diversificación de incentivos: Más allá de los beneficios fiscales, Uruguay puede enfocarse en promover inversiones en sectores como la innovación, tecnología y energías renovables, ofreciendo incentivos no fiscales que mantengan su atractivo.
- Fortalecimiento institucional: La sólida estructura institucional y la estabilidad política de Uruguay pueden ser factores decisivos para inversores que buscan seguridad jurídica y un entorno favorable para los negocios.
- Liderazgo regional en transparencia: Al adoptar y cumplir con las nuevas normativas internacionales, Uruguay puede posicionarse como líder en la región en materia de transparencia y buenas prácticas fiscales, atrayendo a empresas que valoren estos aspectos.
Conclusión
La implementación del Impuesto Mínimo Global plantea desafíos significativos para la fiscalidad en Uruguay, especialmente en relación con sus tradicionales incentivos fiscales. No obstante, también abre la puerta a oportunidades para redefinir su estrategia de atracción de inversiones, enfocándose en la transparencia, la diversificación de incentivos y el fortalecimiento institucional. Es crucial que el país adopte una postura proactiva y estratégica para adaptarse a este nuevo panorama fiscal global, asegurando su competitividad y sostenibilidad económica a largo plazo.
Fuente: Cronicas